El marchador vence en los 20 kilómetros con un ataque arrebatado, fortísimo, dos minutos de antología
“¡Con cabeza!”, le reclama su entrenador, José Antonio Carrillo, en la zona de avituallamientos. “¡Con cabeza!”, le repite el federativo Luis Saladie más adelante, en la zona de meta, situada en la Plaza de los Héroes de Budapest. Va Álvaro Martín con el corazón en llamas y las piernas hirviendo; cómo pedirle cabeza si son los mejores minutos de su vida. Un oro en los 20 kilómetros marcha del Mundial. Por fin un oro.
A los 29 años y después de hasta cinco intentos, Martín se subió por fin a un podio mundialista este sábado, lo hizo al cajón más alto y fue gracias a un ataque de otra época. En un instante era quinto y, de repente, primero, desatado, arrebatado, en vuelo hacia la victoria. En el instante justo, a los 15 kilómetros, saltó del grupo, donde había estado guardado tras el sueco Perseus Karlstrom, veteranísimo, y desapareció. Ni el japonés Koki Ikeda, que antes intentó romper la prueba: nadie pudo pararle.
Al encarar la meta, agarró la bandera española y cruzó con un grito tan sentido como cansado. En sus dos éxitos anteriores, dos oros en el Europeo, había podía festejar con fuerza, pero esta vez no. La extenuación por su demarraje y, sobre todo, por la tensión de los últimos kilómetros, cuando tuvo que mantener su ventaja acabó con sus fuerzas. Después de la victoria apenas podía caminar un metro más.
En la primera prueba del campeonato, España vivió su primera alegría, un oro que no celebraba desde Miguel Ángel López en 2015, en la misma prueba.
Gran Premio de Azerbaiyán
JAVIER SÁNCHEZ
@javisanchez
Actualizado Domingo,
30
abril
2023
-
14:45Ver 11 comentariosDespués de un adelantamiento magistral a su compatriota,...
Una racha así tendría que cambiar los pronósticos para Roland Garros. En el Masters 1000 de Montecarlo y el Trofeo Conde de Godó hubo los mismos finalistas, Casper Ruud y Stefanos Tsitsipas, y a un mes del Grand Slam parisino ambos deberían ser considerados favoritos. Al fin y al cabo sólo hubo una pareja en semejante forma en tierra batida, Rafa Nadal y David Ferrer en 2011. ¡Menudo precedente!
Pero pese a los títulos compartidos es difícil considerar a Ruud o Tsitsipas por de Jannik Sinner e incluso por delante de Novak Djokovic, Carlos Alcaraz y hasta de Rafa Nadal pese a los problemas físicos de los tres. Su éxito parece temporal, inestable, fruto de la desdicha de otros.
Como ocurrió en Mónaco, este domingo en Barcelona la victoria se decidió más por errores que por aciertos. Si una semana atrás el vencedor fue Tsitsipas esta vez ganó Ruud, aunque el esquema fue parecido. En la pista central del Real Club de Tenis de Barcelona, la confianza y, por lo tanto, el buen juego, cambió de bando.
El noruego formado en la academia de Nadal en Mallorca se mostró mucho más consistente en el saque y brillante en el revés y eso le llevó a levantar su primer gran trofeo. Después de perder tres finales de Grand Slam, una de Masters 1000 y dos de ATP 500 por fin llegó su momento. Ganó por 7-5 y 6-3 en una hora y 30 minutos, un marcador que reflejó perfectamente lo ocurrido.
Tsitsipas apenas estuvo en el partido. Su buen inicio (2-0) respondió a los nervios de Ruud y luego desconectó con dudas en el saque y múltiples fallos. Hubo un instante en el que, enfrascado en una discusión con su padre y entrenador, Apostolos Tsitsipas, no llegó a tiempo a un resto. Su cansancio era evidente, después de completar todo el Masters 1000 de Montecarlo y jugar varios largos partidos en Barcelona, pero más su apagón mental.
El público de la pista Rafa Nadal se entregó a él en parte para poder ver un partido igualado, un poco de espectáculo, y en parte por empatía. Desde que en 2018 alcanzara aquí su primera final de ATP ya ha perdido cuatro duelos por el título, dos ante Nadal, uno ante Alcaraz y este domingo, ante Ruud.
En el aeropuerto de Málaga explica Alan Bailey, un «empresario de las finanzas» de California, que en cuanto supo que Rafa Nadal jugaría su último partido se compró un pack completo para las Finales de la Copa Davis que incluye entradas para toda la semana y comidas en el hospitality. Pagó «unos 40.000 dólares» a una agencia y como él, los otros 50 estadounidenses que le acompañan, en un grupo que mayoritariamente ronda los 60 años y que ha hecho escala en Barcelona. «Es un momento único en el deporte mundial, no me lo podía perder», asegura y se marcha tan contento al hotel no sin antes preguntar si Nadal jugará individuales o dobles y de extender una invitación para ir visitarle durante el Masters 1000 de Indian Wells.
La Nadalmanía en Málaga es total. Enfrente del pabellón Martín Carpena sobresale el letrero de «Gracias, Rafa» que decora la fachada del estadio de atletismo y en todos los carteles de la ciudad se anuncia su adiós, pero el momento va más allá. Grupos y grupos de extranjeros aparecen en los hoteles y copan las terrazas esperando a que el ganador de 22 Grand Slam salte a la pista. Son quienes antes incluso del anuncio oficial de Nadal se lanzaron a la compra de entrada y de paquetes VIP para estar presentes en el evento.
«Hubo dos momentos de boom de venta de entradas. El primero fue cuando David Ferrer [el capitán del equipo español] anunció que Nadal formará parte del equipo. Luego la locura máxima llegó un par de semanas después, con el comunicado de su retirada. Nuestra web se colapsó, sobra decir que está todo más que vendido», cuenta a EL MUNDO el director de las Finales, Feliciano López, que sabe que comanda «uno de los eventos más importantes de este año en el deporte mundial». El precio original de las entradas era de entre 40 y 200 euros por sesión, pero ahora las cantidades se han disparado hasta lo ilógico. Por las calles cercanas al pabellón no se ven revendedores, seguramente por culpa del amplísimo despliegue de la Policía en la zona, pero en las webs especializadas se pueden encontrar tickets por 30.000, por 40.000, por 50.000 y hasta por 70.000 entradas.
Djokovic y Murray, confirmados
«He recibido muchas llamadas de amigos y no me pedían invitaciones, simplemente me pedían ayuda para poder comprar. Ha sido un poco loco, pero no me esperaba nada diferente, aquí se va a vivir un hecho histórico», añade López que premia al periodista a tomar lugar pronto en la sala de prensa porque se ha quedado pequeña. Aunque el pabellón Martín Carpena ha acogido partidos de Euroliga, de la NBA, algunas exhibiciones del propio Nadal y hasta unos premios Goya, nunca se ha visto en una igual. «Podríamos haber llenado tres salas de prensa como la de aquí. Hemos tenido que rechazar muchas peticiones de acreditación», señala el ex tenista que también apunta dos detalles curiosos: habían contratado una carpa para VIPs y tuvieron que pedir una el doble de grande y habrá varias leyendas en el palco.
«Sé que Novak Djokovic y Andy Murray vendrán. De Roger Federer no sé nada, la verdad», finaliza López, al que se le nota la emoción: «Se dan muchas coincidencias que son increíbles. A veces no te imaginas lo que la vida te tiene planeado. Me acuerdo perfectamente cuando Rafa debutó conmigo en la Davis en la República Checa, lo joven que era, la impresión que me dio. ¿Quién me iba a decir que se retiraría en la Davis con 22 Grand Slam y que yo sería el director del torneo?»
Entre las preocupaciones de López sólo está que Nadal disfrute de sus últimos partidos y, por supuesto, que la infraestructura del torneo aguante su peso. Porque la organización le ha preparado un homenaje «a la altura» y ha tenido que reacondicionar muchas cosas. Por ejemplo, el equipo español se ha alojado en el Hotel Higuerón de Fuengirola, un complejo cerrado de cinco estrellas, alejado del tumulto de la ciudad. Allí Nadal descansa con Carlos Alcaraz, Roberto Bautista y compañía a la espera de disputar sus últimos partidos entre la «locura máxima» desatada estos días en Málaga.